We are vain and we are blind
I hate people when they're not polite
I hate people when they're not polite
Psycho Killer –
Talking Heads
Se termina Breaking
Bad y aparece una legión de blogueros reventando el final y haciendo comparaciones
con otras series. Voy por curiosidad a IMDB para ver ciertos datos de la trama,
el reparto y la producción y enredado en el azul, que diría mi amigo Bob, entro
en varias listas de series con distintos
criterios de ordenación para identificar un hallazgo, que no es que sea
comparable al de la penicilina, pero que da para un post.
Casi todas las listas, en una posición u otra,
incluyen no solo a Breaking Bad, sino The Sopranos, Dexter, Hannibal, Game of
thrones, House of Cards, The Walking Dead, Boardwalk Empire o The Wire. Hay
más, pero esta muestra me vale para la aseveración: el mal vende. Existe un
atractivo especial en los malvados que hace que los guionistas de talento de
estas producciones trabajen con mimo perfiles como el de el Dr. Lecter, Tony
Soprano, Dexter, Nucky Thompson o el congresista Underwood, poniendo en la coctelera
una irresistible mezcla de narcisismo, capacidad maquiavélica y ausencia de empatía,
sobre la base de una inteligencia fuera de lo común.
Lejos quedan los
tiempos del abuelito Capra y la rectitud del Atticus Finch de Matar a un
Ruiseñor. Es difícil saber si esta irresistible atracción hacia al mal es una
forma de prevención para facilitar su identificación o por el contrario existe
una propuesta oculta y terrible que sugiere que si eres lo suficientemente
listo, lo auténticamente cool es ser
malote.
Atención a los
preocupados por el valor moral de los contenidos: los adolescentes consumen en
masa estas series, sin restricciones ni contraargumentos morales, ni referentes
contrapuestos de similar atractivo, porque estos personajes son absolutamente
seductores. A veces digo en algún desierto que parece mentira cómo los
temarios escolares siguen incorporando comentarios de texto similares a los de
mi bachillerato para generaciones cuyo principal proveedor de conocimiento es
el audiovisual, consumido de manera intensiva sin ningún tipo de guía ni norma.
Será que se les ha pasado en las distintas revisiones de planes de estudio.
Por mi parte confieso
sentirme fascinado por estas mentes perversas, supongo que por lo que tienen de
transgresores, de individuos con limitaciones morales atípicas y escasos escrúpulos
que soportan su comportamiento, que sería anómalo en nuestra realidad pero es
convincente y seductor en la ficción. Me temo que el filón va a seguir siendo
explotado y en el mundo de la interpretación no serás nadie si no has hecho de
malo alguna vez. Especialmente porque la mayor parte de las películas con “buenos”,
ofrecen una alternativa de escaso interés, por relamida o por banal.
O sea que a seguir
viendo series tan fantásticas como éstas, pero como los niños listos, que
distinguen a mamá de la princesa con escasos segundos de diferencia.
Y me voy, que he
dejado una disección a medias.